domingo, 21 de octubre de 2012

Renuncia del Comandante Huber Matos en 1959


Para comprender la carta de renuncia del Comandante Huber Matos en octubre de 1959, hace más de cincuenta años, hay que situarse en aquella época y tener conocimiento de los hechos que precedieron a esa carta.

Esto requeriría una larga y detallada explicación, pero tratemos de sintetizar los aspectos principales:

1. En varias conversaciones antes de la renuncia, Huber Matos presiona a Fidel Castro con el fin de definir el curso que va a tomar el proceso revolucionario. Huber estaba preocupado por la influencia cada vez mayor de los comunistas en el gobierno, los sindicatos y el ejército. En todo momento Fidel estuvo de acuerdo con Huber y le aseguró que la influencia comunista era obra de Raúl y del Che, hasta llegar al extremo de asegurarle a Huber que ellos dos no iban a robarle su revolución.

2. Huber renuncia al darse cuenta que Fidel seguía posponiendo la reunión sugerida por el propio Fidel entre ellos:  Huber, Fidel, el Che, Camilo y Raúl, para definir el proyecto revolucionario. La renuncia tiene el propósito de dar a conocer y alertar a los revolucionarios en toda la isla y a la población sobre su inconformidad con lo que esta sucediendo.

3. La carta renuncia precede conversaciones de Huber con varios dirigentes revolucionarios, entre ellos el presidente Manuel Urrutia y Camilo Cienfuegos; ambos preocupados por el problema de la creciente influencia de los comunistas.

Urrutia fue obligado a renunciar por Fidel como presidente de la república el 18 de julio de 1959. Tres meses después, el 21 de octubre de 1959 Huber renuncia. Camilo Cienfuegos desapareció una semana después del arresto de Huber en Camagüey y después de sugerirle a Huber que huyera de Cuba.

4. Las dudas de diferentes dirigentes revolucionarios sobre el problema comunista eran desconocidas por una población en su mayoría fanatizada con Fidel Castro.

Sugerir que Huber debió haber eliminado a Fidel en aquellos momentos para evitar lo que sucedería en Cuba durante medio siglo, habría requerido tener en las manos una bola de cristal que le permitiera ver el futuro.

Si la eliminación de Fidel hubiera sido exitosa, que es algo improbable, Raúl y los comunistas habrían tomado el poder con la total aprobación del pueblo.  El asesinato de Fidel Castro se habría presentado como una traición y una confabulación de los Estados Unidos.

La dictadura comunista se habría entronizado de la noche a la mañana y habrían asesinado a miles de miles de personas inmediatamente.

La opción de Huber fue denunciar, alertar y estar dispuesto a morir fusilado o ir a prisión para que el pueblo y la dirigencia revolucionaria democratica se diera cuenta de lo que estaba pasando y pod
ía suceder.


Camagüey, octubre 19 de 1959
Dr. Fidel Castro Ruz
Primer ministro
La Habana

Compañero Fidel:

En el día de hoy he enviado al jefe del Estado Mayor, por conducto reglamentario, un radiograma interesando mi licenciamiento del Ejército Rebelde. Por estar seguro que este asunto será elevado a ti para su solución y por estimar que es mi deber informarte de las razones que he tenido para solicitar mi baja del ejército, paso a exponerte las siguientes conclusiones:

Primera: no deseo convertirme en obstáculo de la Revolución y creo que teniendo que escoger entre adaptarme o arrinconarme para no hacer daño, lo honrado y lo revolucionario es irse.

Segunda: por un elemental pudor debo renunciar a toda responsabilidad dentro de las filas de la Revolución, después de conocer algunos comentarios tuyos de la conversación que tuviste con los compañeros Agramonte y Fernández Vilá. Coordinadores Provinciales de Camagüey y La Habana, respectivamente: si bien en esta conversación no mencionaste mi nombre, me tuviste presente. Creo igualmente que después de la sustitución de Duque y otros cambios más, todo el que haya tenido la franqueza de hablar contigo del problema comunista debe irse antes de que lo quiten.

Tercera: sólo concibo el triunfo de la Revolución contando con un pueblo unido, dispuesto a soportar los mayores sacrificios... porque vienen mil dificultades económicas y políticas... y ese pueblo unido y combativo no se logra ni se sostiene si no es a base de un programa que satisfaga parejamente sus intereses y sentimientos, y de una dirigencia que capte la problemática cubana en su justa dimensión y no como cuestión de tendencia ni lucha de grupos.

Si se quiere que la Revolución triunfe, dígase adónde vamos y cómo vamos, óiganse menos los chismes y las intrigas, y no se tache de reaccionario ni de conjurado al que con criterio honrado plantee estas cosas.

Por otro lado, recurrir a la insinuación para dejar en entredicho a figuras limpias y desinteresadas que no aparecieron en escena el primero de enero, sino que estuvieron presentes en la hora del sacrificio y están responsabilizados en esta obra por puro idealismo, es además de una deslealtad, una injusticia, y es bueno recordar que los grandes hombres comienzan a declinar cuando dejan de ser justos.

Quiero aclararte que nada de esto lleva el propósito de herirte, ni de herir a otras personas: digo lo que siento y lo que pienso con el derecho que me asiste en mi condición de cubano sacrificado por una Cuba mejor. Porque aunque tú silencies mi nombre cuando hablas de los que han luchado y luchan junto a ti, lo cierto es que he hecho por Cuba todo lo que he podido ahora y siempre.

Yo no organicé la expedición de Cieneguilla, que fue tan útil en la resistencia de la ofensiva de primavera para que tú me lo agradecieras, sino por defender los derechos de mi pueblo, y estoy muy contento de haber cumplido la misión que me encomendaste al frente de una de las columnas del Ejército Rebelde que más combates libró. Como estoy muy contento de haber organizado una provincia tal como me mandaste.

Creo que he trabajado bastante y esto me satisface porque independientemente del respeto conquistado en los que me han visto de cerca, los hombres que saben dedicar su esfuerzo en la consecución del bien colectivo, disfrutan de la fatiga que proporciona el estar consagrado al servicio del interés común. Y esta obra que he enumerado no es mía en particular, sino producto del esfuerzo de unos cuantos que, como yo, han sabido cumplir con su deber.

Pues bien, si después de todo esto se me tiene por un ambicioso o se insinúa que estoy conspirando, hay razones para irse, si no para lamentarse de no haber sido uno de los tantos compañeros que cayeron en el esfuerzo.

También quiero que entiendas que esta determinación, por meditada, es irrevocable, por lo que te pido no como el comandante Huber Matos, sino sencillamente como uno cualquiera de tus compañeros de la Sierra -¿te acuerdas? De los que salían dispuestos a morir cumpliendo tus órdenes--, que accedas a mi solicitud cuanto antes, permitiéndome regresar a mi casa en condición de civil sin que mis hijos tengan que enterarse después, en la calle, que su padre es un desertor o un traidor.

Deseándote todo género de éxitos para ti en tus proyectos y afanes revolucionarios, y para la patria -agonía y deber de todos- queda como siempre tu compañero,

Huber Matos


Ver también:  

Huber Matos y la noche que aun no acaba


Al Comandante de la Libertad





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