Conferencia de Huber Matos en Polonia


Click en el video abajo para ver la conferencia del Comandante Huber Matos Benitez en Varsovia, Polonia, el 16 de diciembre 2009, con motivo del anuncio de la decisión de los Parlamentarios Polacos de adoptar a 90 prisioneros políticos cubanos.

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HUBER MATOS EN POLONIA


EL NUEVO HERALD

Gobierno polaco recibe a grupo del exilio
By Redacción de El Nuevo Herald

Una delegación de la Asamblea de la Resistencia Cubana fue recibida el lunes en Varsovia por altos funcionarios del gobierno polaco en una cena oficial.

Durante la cena en honor de los exiliados se destacó la importancia de la Posición Común Europea en solidaridad con los presos políticos cubanos y los miembros de la oposición interna.

La delegación, compuesta por Húber Matos, Sylvia Iriondo, Anolan Ponce, Calixto Navarro y Orlando Gutiérrez-Boronat, fue recibida en el Palacio Presidencial por Maciej Lopienski, Ministro de la Presidencia y subsecretario de Estado, Maruusz Handzlik, subsecretario de Estado para Asuntos Internacionales, y Adam Lipinski, jefe de la mayoría parlamentaria en el Sejm [parlamento] polaco.

En un intercambio franco y extendido, ambas partes reiteraron la preocupación por los prisioneros y sus familiares, así como la importancia de mantener como prioridad el derecho a la libertad y la democracia del pueblo cubano en la política europea hacia la isla.

Asimismo, la parte polaca felicitó la creciente unidad de la resistencia cubana dentro y fuera de Cuba, comento Gutiérrez desde Varsovia.

A nombre de la Asamblea, los cubanos entregaron la Orden General Carlos Roloff al presidente polaco, Lech Kaczynski, ``por su insigne servicio a la causa de la libertad y la democracia''.

En medio de una apretada agenda de reuniones oficiales en los próximos días, los cubanos serán recibidos por el Parlamento.

RADIO MARTI

Exiliados cubanos se reunen con altos funcionarios del gobierno de Polonia
Huber Matos.

(Radio Martí)- Representantes del exilio cubano se reunieron este lunes en Varsovia con altos funcionarios del gobierno de Polonia, donde realizan una gira para dar a conocer la falta de libertades en Cuba.

Una delegación de la Asamblea de la Resistencia Cubana, compuesta por Huber Matos, Sylvia Iriondo, Anolan Ponce, Calixto Navarro y Orlando Gutiérrez-Boronat, fue recibida durante una cena oficial en el Palacio Presidencial.

La reunión estuvo encabezada por Maciej Lopienski, ministro de la Presidencia y sub secretario de Estado; Marusz Handzlik, sub secretario de Estado para Asuntos Internacionales; y Adam Lipinski, Jefe de la mayoría parlamentaria.

Un comunicado de los exiliados radicados en Miami indica que hubo un intercambio franco y extendido, y que se destacó la importancia de la Posición Común Europea en solidaridad con los presos políticos cubanos.

Asimismo, la parte polaca felicitó la creciente unidad de la resistencia cubana dentro y fuera de la Isla.

La delegación cubana tendrá una apretada agenda en los próximos días. Dentro de lo pautado estará el recibimiento oficial de la misma, en el Parlamento de Polonia.
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Pesame a familia del Presidente Rodrigo Carazo


Sr. Mario Carazo Zeledón Miami, diciembre 11 2009

Estimado Mario:

Por medio de mi hijo Huber estuvimos al tanto de la situación de salud de Don Rodrigo. Ayer él me dijo que te había transmitido a ti y a Rodrigo Alberto, nuestra más sentida condolencia. Te agradezco el saludo que me enviaste. Como mañana salgo para Polonia, me fue imposible acompañarlos como hubiera querido.

Han pasado 30 años desde que tu padre - entonces Presidente de Costa Rica - tuvo la solidaridad de enviarte a ti, a Jorge Poveda y a Willy Azofeifa para asegurarse que, al final de mis 20 años de prisión la tiranía no intentaría otro atropello. En aquellos momentos, ya fuera de la cárcel pero con la permanente presencia de la policía política, fueron tu sinceridad y aplomo lo que me persuadió que eran ustedes ciudadanos costarricenses, y tú, el hijo del Presidente que habían viajado a Cuba en una misión oficial para acompañarme a Costa Rica.

Era la segunda vez que Costa Rica me brindaba su protección, la primera fue el asilo en 1957. Veinte y dos años después y en la compañía de ustedes emprendí un nuevo viaje hacia la libertad, al país que tanto amo y tanto admiro.

Tu padre fue un idealista y un hombre comprometido con su pueblo. Un líder que luchó con pasión y transparencia. Rodrigo Carazo fue un consagrado luchador por la paz y la democracia. Pero ningún elogio puede sustituir los emotivos aplausos que recibió de aliados y opositores en la Catedral Metropolitana.

Cuando Cuba sea libre, construiremos un parque frente a una escuela que lleve el nombre de don Rodrigo, para que nunca olvidemos su inquebrantable solidaridad hacia los cubanos, en su lucha por la libertad.

Mario, nuestras familias tienen más de una razón para sentirse unidas y quisiera que le hagas llegar a doña Estrella, tu querida madre, de parte de María Luisa y yo, nuestros sentimientos de admiración por el hombre que ella siempre acompañó con amor y compromiso.

Un abrazo para ti y tu hermano y siempre, gracias.

Huber Matos Benítez
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Régimen cubano arremete contra Huber Matos






Por primera vez en 50 años el organismo oficial del partido comunista cubano. Granma menciona al comandante Huber Matos. Rolando Nápoles nos explica Por Americateve.com/ Noticias 41



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'Cómo llegó la noche. Revolución y condena de un idealista cubano'.


HUBER MATOS

Tusquets Editores.

"Fidel tiene el monopolio completo del juicio. Me juzgará un tribunal militar seleccionado por él mismo en el que todos sus miembros le son incondicionales. También escogió al fiscal y a los funcionarios a cargo de las tareas auxiliares. Tribunal, testigos, lugar y público. Pero él será el verdadero fiscal y también se reserva el papel de testigo acusador. Él ordenará la sentencia al tribunal para que la comunique públicamente. (...)

Día 14 de diciembre de 1959

Todas las noches, tarde, nos llevan de regreso al castillo de El Morro, nos separan y me llevan directo al calabozo. Al día siguiente, al mediodía, nos traen al edificio en que se nos juzga.

Estamos ya en el cuarto día del juicio, en medio de su todavía poco definido curso. Los cargos contra mí han sido débiles y mal organizados, formulados por testigos intrascendentes que han venido al juicio presionados por los Castro o haciendo méritos con éstos.
Prefiero ignorar los nombres de algunas de estas personas, mas no aJorge Enrique Mendoza Reboredo y a Orestes Valera, quienes en la madrugada del 21 de octubre nos insultaron por la radio de Camagüey con los adjetivos de 'traidores', 'hijos de perra' y otras cosas por el estilo, provocándonos persistentemente para crear una situación de violencia en la ciudad que proporcionara evidencia de subversión. Los dos sujetos canallescos han venido a repetir sus
acusaciones.

Avanza la tarde. La sesión lleva varias horas de trabajo. Hay indicios de que Fidel se dispone a arribar a la sala del tribunal de un momento a otro. Instalan un micrófono para la red nacional de emisoras cubanas y se nota la presencia de algunos de sus escoltas. Las cosas han llegado a un punto delicado para el Gobierno y es necesario que venga Fidel a impresionar. Entra con sus guardaespaldas, no mira para donde estoy y comienza una extensísima perorata de varias horas.

Con poses olímpicas y sabiendo que nadie se atreverá a contradecirlo, cuenta la historia de mi actuación en el Ejército Rebelde, refrescando las disputas que tuvimos en la sierra Maestra y presentándome como un hombre oportunista, irresponsable e ingrato.
Luego trae a colación una serie de argumentaciones sobre la revolución y afirma que 'la nuestra no es una revolución comunista. En Rusia habrán hecho una revolución comunista.
Nosotros estamos haciendo nuestra revolución, y nuestra revolución es una revolución humanista, profunda y radical'.

Las mentiras que dice ante la audiencia que colma el salón del tribunal me hacen salirle al paso. Su cinismo deforma los hechos. Cuenta a su manera algunos de los problemas que tuvimos en la sierra y relata el episodio de la ametralladora que Duque tenía que devolverle y que él creyó que yo había tomado para la Columna 9, pero lo describe falseando la verdad, silenciando datos y palabras; va añadiendo o inventando, a su conveniencia, para suplantar la verdad y exhibirme
como un hombre carente de principios e inclinado por mi propia naturaleza a la traición. Me enfrento a él y a sus mentiras. En un momento afirma con el mayor descaro:

-Huber Matos tuvo que retractarse.

A lo que respondo:

-¿Y por qué no prueba eso que acaba de decir presentando mi carta de respuesta? Usted ha venido con unos cuantos papeles.

-No, esa carta no la traje; creo que se ha extraviado, no sé.

-Es de lamentar que no la haya traído para respaldar su afirmación; no la trajo porque evidenciaría mi condición de hombre honesto y de principios, todo lo contrario de lo que usted está diciendo.

Fidel se molesta con mis interrupciones y reclama al presidente del tribunal que se le respete el uso de la palabra. Pero no puede impedir que yo, durante su interminable diatriba, me ponga de pie una y otra vez y lo refute, pues más que la magnitud del castigo que me impongan me interesa que quede clara la verdad.

En su argumentación, que transmiten al pueblo cubano por radio, insiste en presentarme como un individuo que se sumó a las fuerzas revolucionarias, donde todo le resultó muy fácil. Que soy más un aventurero que un hombre de formación ideológica. Argumenta que es una mentira infamante insinuar que la revolución va hacia el comunismo. Le resta valor a mi posición mostrándome como un calumniador, como un sujeto que está dándole un rótulo de marxista a la revolución, 'cuando es cubanísima, como las palmas'. En el curso de su exposición, Fidel, involuntariamente, pone al trasluz la farsa que es este juicio. Llama de entre el público al comandante Félix Duque, quien ya ha prestado declaración, para que haga otra diferente.

Félix Duque fue segundo en la tropa mía y conoce bien lo sucedido en Camagüey, por haber estado allí un día antes de mi arresto. Su primer testimonio ante el tribunal corresponde a la verdad de los hechos: no encontró conspiración ni sedición. Fidel lo ha presionado para que lo
cambie y lo presenta de nuevo en el juicio de forma totalmente arbitraria. Duque comienza con tantas mentiras que, sin hacer caso de los custodios, me paro y subo al estrado, voy hasta donde está Duque, le quito el micrófono. Quedo a pocos pasos de Fidel, que con un micrófono en la mano se queda sin habla. Afirmo al público que se falsea la verdad con el mayor descaro. Analizo una a una las mentiras de Duque, que me observa asustado. Es fácil poner en evidencia sus contradicciones. Fidel, sorprendido, reacciona con temor.

El tribunal, al alterar las reglas de procedimiento, permitiendo que Fidel haga subir a Félix Duque con esta nueva declaración, pierde por el momento el control del juicio. Apelo a los presentes para que entiendan que ésta es una patraña colosal en la que se quiere destruir a
un hombre con el artificio de una acción legal viciada por la inmoralidad y por el abuso de poder. ¿No es Fidel Castro quien ha escogido el tribunal, me acusa como testigo y, además, se permite el lujo de llamar a declarar a quien él quiere? ¿Cómo puede un testigo, en el mismo juicio, hacer dos declaraciones tan marcadamente opuestas? Algo inadmisible.

Siguen los testimonios arbitrarios e ilegales. Hasta Armando Hart, quien en los primeros meses de la revolución en el poder me pidió que le ayudara a resolver su situación con los Castro, que le habían dado la espalda, viene de atrás del auditorio, donde están los tramoyistas.
Habla ante el tribunal sin que nadie lo haya autorizado a prestar declaración. Me acusa sin ser testigo del caso. También sin ser testigo irrumpe en la sala el capitán Suárez Gayol, iba decir necedades ante el tribunal. El juicio se vuelve un espectáculo de circo romano. Es el jefe del Gobierno quien ha provocado este desorden.

Fidel retoma la palabra y habla hasta muy tarde de la noche. Le interrumpo más de cincuenta veces para poner las cosas en su lugar cada vez que dice una mentira o presenta un asunto de manera tergiversada o capciosa, con su acostumbrado cinismo. Está molesto; no me importa. Me importa la verdad a cualquier precio.

Con su séquito, Fidel abandona el salón. La oficialidad que conforma el público cree que la sesión ha terminado y que continuará al día siguiente. Los miembros del tribunal toman parte en el juego porque se retiran de la sala, dando también la impresión de que la vista ha concluido y que continuará al día siguiente. No dicen nada y el público se va. El recinto queda prácticamente vacío. Permanecemos en él los acusados, los hombres de la seguridad militar que nos vigilan y
nuestros familiares, que por lo general no se retiran hasta que nos llevan de regreso al castillo de El Morro.

Después de unas dos horas, como a la una y media de la mañana, vuelve el tribunal. El juicio va a continuar. El ardid les sale bien a los Castro. Indudablemente, la oportunidad de hablar antes de que se dicte la sentencia la voy a tener ante un salón desierto. Expondré mi defensa una vez que el fiscal termine con su exposición, que resumirá con la petición de la pena de muerte.

El fiscal habla durante dos horas, alargando de forma deliberada su exposición. Una forma más de irnos agotando física y psíquicamente. Estamos sentados desde las doce del mediodía de ayer y hemos pasado más de catorce horas continuas y agobiadoras, que en elbanquillo de los acusados son unas cuantas.

Hace uso de la palabra mi abogado. Con precisión de jurista experimentado emplea menos de una hora en reducir a nada la pomposa retórica del fiscal Serguera. Analiza los cargos y deja al
descubierto su inconsistencia y la carencia total de fundamentación.

-El tribunal puede pensar lo que quiera. Lo cierto es que no se ha podido demostrar ninguna de las dos acusaciones: ni traición ni sedición. Mucha hojarasca retórica y ninguna prueba concreta,
¡ninguna!

Termina diciendo:

-En el curso de este juicio se ha hecho evidente que mi defendido es inocente. Solicito del tribunal el veredicto absolutorio que en justicia le corresponde.

Hablan a continuación los otros dos abogados que tienen a su cargo la defensa de mis compañeros de causa. Uno de ellos es oficial de las fuerzas armadas y actúa como abogado de oficio. Contrariamente a lo que pensábamos, hace un papel brillante y corajudo, enfrentándose al
fiscal con argumentos irrebatibles y entera valentía.

Nos impresiona su valor, y comentamos: 'Inevitablemente, lo despiden, y suerte si no lo meten preso'.

A las cinco de la mañana, el presidente del tribunal dice que se va a dictar sentencia y pregunta si alguno de los acusados tiene algo que decir.

Tengo mucho que decir. Dirijo una mirada a mis familiares, cuyos rostros expresan claramente su cansancio, aunque en ellos hay una admirable entereza. Reconstruyo los hechos tratando de ser lo más fiel posible a la realidad. Uno a uno desmenuzo los cargos que se me imputan, con autenticidad y respeto a la verdad.

Puntualizo las conclusiones:

-No hay traición. He sido y soy fiel a mi patria. He servido lealmente a la revolución, y es mi lealtad a la revolución y el amor a mi patria lo que me llevan a reclamar, persuasivamente, primero, y por último, con mi renuncia, que no se suplante el programa democrático y humanista de la revolución.

No hay sedición, pues no se ha hecho ningún planteamiento para subvertir el orden, ni existe un propósito ni un hecho para crear violencia. La provocación a la violencia vino de la parte oficial de manera muy notoria. Además, este juicio es ilegal, porque Fidel Castro, en su función de primer ministro y comandante en jefe, tiene de su parte el tribunal y concurre como testigo acusador. ¿Qué tipo de justicia es ésta? Hay algo más que señalar como violación flagrante
que invalida este proceso judicial desde su inicio. Cinco días después de mi arresto, y encontrándome incomunicado en un miserable calabozo, Fidel Castro, usando su autoridad de gobernante y su enorme influencia, me hizo condenar a muerte en un acto público en el
que cientos de miles de cubanos, a instancias suyas, levantaron el brazo aprobando mi fusilamiento sin tomar en cuenta mi derecho a ser escuchado. Este juicio es una farsa inmoral desde el comienzo y deploro que mis compañeros de armas que integran el tribunal se vean
comprometidos en el desempeño de una función que no conlleva ni orgullo ni honra.

Acabo señalando lo que ya había reiterado en mis declaraciones previas: si es necesario entregar mi vida para que se concreten en hechos todas esas cosas hermosas que la revolución ha prometido, estoy dispuesto a darla en bien de mi patria y de mi pueblo. 'Estoy convencido de que en el sacrificio de los hombres está el camino que conduce a los pueblos a la victoria'.

El teniente Dionisio Suárez habla en representación de mis compañeros y lo hace muy bien, con nitidez y elocuencia.

Termina la sesión a las siete de la mañana sin que se dicte la sentencia. Nos sacan del edificio, y cuando vamos a tomar los vehículos que nos llevarán al castillo de El Morro, una claqué de diez o más militares grita: '¡Paredón! ¡Paredón! ¡Paredón!'... Un estribillo trágico que repiten y repiten para romperle los nervios a los acusados. Otra agresión de las tantas que han puesto en función los hermanos Castro.

A estas alturas poco me importan el rencor o las pasiones personales. Soy un hombre en el momento más crucial de su existencia. Paso frente a ese grupo hostil y los miro con total indiferencia. Los que no claudican han de estar siempre preparados para pagar el precio que
las circunstancias demanden.

Nos llevan de regreso a El Morro. Llegamos como a las nueve de la mañana. Hemos pasado veinte horas ante el tribunal y necesitamos reponernos un poco para regresar esta tarde y escuchar la sentencia.

Todo lo que tenía que decir está dicho. He analizado previamente la perspectiva del fusilamiento y me siento preparado para esa eventualidad, aun cuando soy consciente de que hemos ganado el juicio. Aunque sé que esto no significa mucho.

Día 15 de diciembre de 1959

A las cuatro de la tarde nos regresan al tribunal. En los momentos previos a esta última sesión hablo con mi esposa, que se acerca tan llena de dolor como de secreta esperanza. Ella presenció en las horas de la mañana aquel insistente '¡Paredón! ¡Paredón! ¡Paredón!'..., que un pequeño grupo profirió ante las puertas del edificio donde nos encontrábamos. Eso la quebró un poco, pero ha tenido la capacidad de reponerse.

-Huber, te van a fusilar porque te has portado como el hombre íntegro que eres.

-Sí, quieren fusilarme, pero Fidel debe de tener sus dudas. Acuérdate de que detrás de toda su pantalla es un cobarde, y las cosas no le han salido como esperaba. Sé lo que está pensando. Sabe que hay mucha gente en el ejército que me apoya, y si me fusila alguno puede tratar de cobrárselo. Él le tiene horror a un atentado; es su obsesión.

-Pero él no puede perdonar que lo hayas descalificado delante de todo el ejército; Raúl estaba fuera de sí. Tú sabes que si te condenan a muerte ésta será la última vez que nos veremos, de aquí te llevarán directo al paredón.

-Lo sé, tú y yo hemos estado juntos en todo esto, me has respaldado siempre. Lo más importante son nuestros hijos, y tú los podrás sacar adelante. Allá, yo te seguiré queriendo, y después de esta vida nos volveremos a ver. Te esperaré.

Pendemos de un hilo sobre el abismo. Minutos después abren la sesión en la que se dictará sentencia. Los Castro, poseídos por una pasión enfermiza, quieren verme caer ante el pelotón de fusilamiento y terminar para siempre conmigo.

-Pónganse de pie los acusados, el tribunal va a dictar sentencia.

Escucho estas palabras y me levanto del banquillo. Por mi mente pasa la idea de que cuando enfrente el pelotón de fusilamiento les voy a dar a mis enemigos un último ejemplo de lealtad a mis convicciones.

-Huber Matos: veinte años de cárcel.

En este momento, cuando sé cuál es mi condena, siento la inefable sensación del individuo que cree en su muerte inmediata y se entera de que seguirá viviendo. Esto, indudablemente, es bien recibido por la naturaleza humana, que en todos los casos quiere sobrevivir. Intercambio miradas de comprensión y solidaridad con mis compañeros de causa. Atravieso por un sinfín de estados emocionales, imaginándome a la vez la alegría que cubre interiormente a los míos. Vuelvo mi rostro hacia mi esposa, mi padre y mi hijo. Nos miramos, reconociendo en nuestras pupilas un brillo que señala una inesperada puerta al futuro, aun en la condición de prisionero por largos años en que me encontraré a partir de ahora."

Fragmento de "Cómo llegó la Noche" de Húber Matos Ed Tusquets
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El rompimiento con Fidel Castro


Posted on 10/25/2009 10:36:00 PM by Redacción LiberPress

Audio (Radio Martí)- Hoy en Miami, amigos y simpatizantes de Húber Matos se reunieron en el hogar del legendario comandante cubano para escuchar la grabación que hiciera hace 50 años, en la madrugada del 21 de octubre de 1959, cuando presintió que ese sería el último día de su existencia.

La cinta fue conservada y sacada clandestinamente de Cuba poco después que Matos fuese arrestado por agentes del régimen comunista de Fidel Castro. El mensaje reafirma su lealtad a los principios democráticos.

En conversación con el diario The Miami Herald, el comandante de 91 años de edad dijo que tiene el compromiso de regresar a la isla y que la memoria es fundamental para salvar el futuro de Cuba.

Habló sobre las anécdotas que rodearon sus días de gloria y su decepción del poder revolucionario. Recordó su antagonismo con Fidel Castro y el tremendo celo que sentía el gobernante por la popularidad de Camilo Cienfuegos, quien desapareció en octubre de 1959.

Tras el arresto de Húber Matos, el legendario comandante pasó 20 años en las cárceles de los hermanos Castro, hasta que fue enviado en 1979 a Costa Rica. Luego se radicó en Miami, donde fundó la organización Cuba Independiente y Democrática, CID.
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El legendario comandante cubano


El legendario comandante cubano, Huber Matos, dice tener el compromiso de regresar a la isla.

por WILFREDO CANCIO ISLA

En la madrugada del 21 de octubre de 1959, el legendario comandante Huber Matos tuvo la sensación de que aquel sería el último día de su vida y decidió grabar su testamento político para la posteridad antes de que la tropa de Camilo Cienfuegos llegara al Regimiento Militar de Camagüey para arrestarlo por supuesta traición a la patria. "Fue una respuesta a las acusaciones de traidor y sedicioso que había lanzado Fidel Castro contra mí en las horas que siguieron a mi carta de renuncia'', recordó Matos el miércoles desde su casa en Miami. "Estaba convencido que tenía las horas contadas y le pedí al capitán Rosendo Lugo que encendiera una grabadora, pues quería dejar grabada toda la verdad para el pueblo cubano''. Luego del arresto y procesamiento judicial de Matos por un consejo de guerra en La Habana, la cinta fue sacada de la comandancia de Camagüey en circunstancias desconocidas y enviada subrepticiamente a Puerto Rico, donde terminó registrada en un acetato de larga duración. La grabación --con apenas 20 minutos de duración-- es prácticamente desconocida y Matos ha recuperado una copia de manos amigas para escucharla junto a amigos y seguidores, 50 años después de los vertiginosos acontecimientos que lo llevaron a la prisión y al exilio. La reunión para rememorar la histórica renuncia del entonces mítico comandante revolucionario se efectuará este domingo 25, a partir de las 9:30 a.m., en las oficinas de la organización Cuba Independiente y Democrática (CID), en el 10020 SW 37 Terrace, Miami. La sesión estará abierta al público. Vital y lúcido a los 91 años, Matos rememora el momento crucial de su renuncia, anunciada en una carta a Fidel Castro la víspera de su detención.
"Mi verdadero propósito fue alertar al pueblo cubano en un intento por evitar la tragedia que se avecinaba'', manifestó Matos. "Para esa fecha estaba convencido de que Fidel Castro era parte de la conspiración comunista fraguada por Raúl Castro y [Ernesto] el Che Guevara. Queríamos parar la traición y restituir la república sobre el respeto a las estructuras democráticas''.
Matos había presentado una solicitud de renuncia a su cargo de comandante del Ejército Rebelde en junio de 1959, inconforme con la inclinación comunista del proceso revolucionario, pero Castro no la aceptó.Cuatro meses después, el 20 de octubre, envía una carta definitiva al líder cubano: "No deseo convertirme en obstáculo de la revolución y creo que teniendo que escoger entre adaptarme o arrinconarme para no hacer daño, lo honrado y lo revolucionario es irse''.
La reacción de Castro no se hizo esperar. Lanzó airadas acusaciones contra Matos arengando al pueblo a través de la radio, ordenó a la policía y a las fuerzas tácticas del aeropuerto de Camagüey que se sublevaran contra el mando militar, y envió a Camilo Cienfuegos a arrestar al supuesto jefe insubordinado.
"Todo fue preparado por Castro para que hubiera un enfrentamiento para meternos en la trampa de la rebelión'', consideró. "Afortunadamente me reuní con todos los jefes del regimiento, que eran unos 950 hombres dispuestos a pelear, y barraca por barraca fuimos diciéndoles que nadie podía desenfundar un arma, porque hubiera sido un baño de sangre''.
De los hechos traumáticos que rodearon aquellas horas, confiesa que nunca podrá olvidar el gesto de dos entrañables integrantes de su tropa que se suicidaron en señal de protesta tras conocer las órdenes de Castro: el capitán José Manuel Hernández, que se suicidó de un balazo en la sien, y el teniente José León García, quien, desarmado, se partió el corazón con un cuchillo. Matos recuerda que durante su destitución, Camilo Cienfuegos llamó a Fidel Castro para decirle que se estaba cometiendo una injusticia.
"Camilo estaba abochornado por la misión de destituirme y llamó por teléfono a Fidel para decirle que era una metedura de pata lo que se estaba haciendo conmigo y con mis subordinados'', relató. "La respuesta del otro lado de la línea la escuchó en silencio, poniéndose pálido, con el rostro desencajado. En ese momento tuve el primer presentimiento de que la carrera de Camilo estaba acabada''.
Cienfuegos desapareció misteriosamente el 28 de octubre de 1959 cuando se trasladaba de Camagüey a La Habana en un avión Cessna, sin que se hallaran rastros de la catástrofe. Matos dice que está convencido de que fue un asesinato perpetrado por Fidel Castro. Días antes de la desaparición de Cienfuegos, Matos fue trasladado a La Habana custodiado personalmente por el comandante Ramiro Valdés, jefe de inteligencia del Ejército Rebelde (G-2) y posterior ministro del Interior. Entre el 11 y el 15 de diciembre transcurrió el consejo de guerra, que le impuso una condena de 20 años de cárcel. Matos cumplió la sanción penitenciaria hasta el último día. Fue liberado el 21 de octubre de 1979 y enviado a Costa Rica apenas horas después de salir de la cárcel. No pudo cumplir con su voluntad de visitar la tumba de su madre, en el poblado oriental de Yara, antes de marchar forzosamente al exilio. Pero asevera que no guarda odio en su corazón y no puede ocultar su entusiasmo cuando habla del futuro de Cuba.
"Vivo con la convicción de que voy a regresar a Cuba, no para meterme a aspirar a puestos gubernamentales a mi edad, sino para ser un promotor de las instituciones democráticas que permitan el renacimiento de la nación'', afirmó Matos. "No me arrepiento de haber luchado por derrocar a una dictadura militar [Fulgencio Batista], sino de que mi esfuerzo haya servido para llevar al poder a este fraude que se dice llamar revolución cubana''.
Está al tanto de la actualidad cubana y del desempeño de los jóvenes desafectos al régimen. Elogia y lee con frecuencia los textos de la reconocida bloguera Yoani Sánchez y días atrás recibió en su casa al rockero Gorki Aguila, un feroz crítico del sistema comunista de la isla.
"El daño que ha hecho Fidel Castro a la nación cubana va a necesitar varias generaciones para repararlo y nunca regresaremos al punto de partida'', reflexionó Matos, autor del libro de memorias Cómo llegó la noche (2002). "Castro ha convertido la república en un feudo, en un prostíbulo, en un manicomio''.
Matos no es partidario de mantener la pena de muerte de manera permanente en la Cuba futura, pero considera que "no debe haber perdón para los principales culpables de la tragedia nacional''.
"Estoy a favor de un Nuremberg cubano para juzgar a los que teniendo la opción de redimirse, no se rediman'', opinó. "Pero Fidel y Raúl Castro tendrán que ser colgados de las farolas del Malecón de La Habana si llegan con vida al final de este proceso. Dejarlos vivos sería un gesto de debilidad que no debería permitirse el pueblo cubano''.


Huber Matos: anecdotario en primera persona


A 50 años de los dramáticos sucesos que estremecieron la vida cubana tras anunciar su renuncia como comandante revolucionario, Huber Matos está más comprometido que nunca a no olvidar. Cree en la memoria como un recurso para salvar el futuro de Cuba y recuenta su pasado de aventuras, triunfos y agonías con la pasión de un guerrero que no escatima energías ni tiempo para hablar de la patria. Matos, de 91 años, no se cansa de relatar con lujo de detalles las anécdotas que rodearon sus días de gloria y su decepción del poder revolucionario, codeándose con los principales hombres de aquella gesta liderada por Fidel Castro.
Este domingo reunirá en las oficinas de la organización que dirige, Cuba Independiente y Democrática (CID), a amigos y seguidores para escuchar una grabación que hiciera en la madrugada del 21 de octubre de 1959, cuando presintió que ese sería el último día de su existencia. La cinta fue conservada y sacada de Cuba hacia Puerto Rico poco después de su arresto, y ha podido conservarse hasta hoy en un disco de acetato. El mensaje dedicado al pueblo cubano es una apelación final a Fidel Castro, reafirmando la lealtad a los principios democráticos.( Foto: der: Cmte Huber Matos con Celso Sarduy- LiberPress)
Y Matos también hablará de sus sueños patrióticos y recordará anécdotas que son parte indisoluble de la historia de Cuba. En primera persona.
Antagonismo con FidelFidel Castro y yo siempre tuvimos un marcado antagonismo personal, porque a pesar de que él reconocía mi capacidad organizativa y liderazgo, era una persona que acostumbraba a insultar y humillar a sus subordinados, y conmigo eso no funcionó, simplemente no se lo permití nunca. Por eso decía que yo era muy impulsivo. A veces eran insultos con palabrotas y agravios delante de toda la gente, con el fin de avergonzarte. Recuerdo una reunión en el Tribunal de Cuentas de La Habana, a fines de marzo de 1959, con más de 100 miembros de la dirigencia del Movimiento 26 de Julio y del Gobierno revolucionario. Allí Fidel la emprendió contra el propio Raúl Castro por la tardanza en el traslado de los campamentos militares. Le dijo indecencias realmente indecorosas. Raúl salió de allí llorando, con la cabeza baja.
La popularidad de CamiloFidel sentía un celo tremendo por la popularidad de Camilo Cienfuegos, que era un líder natural, con una simpatía que contagiaba. Y porque era un hombre extremadamente valiente. El había establecido que los cinco jefes principales de la revolución éramos, por orden de jerarquía, Fidel, Raúl, Huber Matos, Camilo y el Che Guevara. Pero desde muy al principio del triunfo, en los primeros meses de 1959, comenzó a hablarme mal de Camilo. Me dijo que había cometido un error al nombrarlo al frente del Estado Mayor del Ejército Rebelde. Que Camilo era un bohemio, que tomaba demasiado aguardiente y lo descocaban las mujeres. Camilo cayó en desgracia por su carisma de gente de pueblo. Estaba también muy preocupado por el rumbo comunista que se asomaba ya en la revolución. De eso conversamos mucho Camilo y yo. Es muy curioso que en el último discurso de Camilo desde el Palacio de la Revolución, en el acto para denigrar sobre mi conducta, Fidel lo puso a hablar como penúltimo orador antes que él y se suponía que debía hablar de mí. Sin embargo, no pronunció mi nombre y terminó el discurso pronunciando los famosos versos de Bonifacio Byrne sobre la bandera. A mí me obligaron a oír ese discurso desde una celda en el Castillo del Morro y me sorprendió mucho que ni me mencionara ni pidiera paredón para mí. Eso yo pienso que fue su sentencia de muerte. Después de eso yo recibí los recados confidenciales de Camilo en la prisión, a través de un enviado del Estado Mayor, de que debía fugarme, porque me iban a fusilar. Su desaparición dos días después no hizo más que confirmar mis sospechas de que los Castro querían quitárselo del camino.
Los fusilamientosSí, en Camagüey hubo fusilamientos, pero traté de que los tribunales establecidos se guiaran por reglas definidas y que se condenara a morir estrictamente a aquellas personas que tenían crímenes probados, no por las arengas de Fidel Castro. Camagüey fue la región donde menos se fusiló en todo el país. Cuando Fidel venía a mi casa en Camagüey criticaba que no se estaba siendo enérgico en los juicios, que no se estaba fusilando suficiente. Decía que había que dar una lección histórica. Fue una estrategia calculada: sembrar el temor en el pueblo antes de que la revolución se tornara marxista leninista.
Raúl Castro y la noche de San BartoloméRaúl es un hombre muy hábil en la insidia, capaz de predisponer a una persona contra otra con mucha malicia. Es muy inteligente para la maldad y tiene sangre fría para matar. En una reunión que tuvimos en el Palacio Presidencial el 11 de junio de 1959 me dijo que para que la revolución se consolidara había que realizar en Cuba una noche de San Bartolomé, que es como se conoce la masacre perpetrada contra los hugonotes en Francia en 1572. Raúl me contó una vez que cuando él se estableció con su columna en la zona de Mayarí, en los días de la Sierra Maestra, eliminó a muchos rebeldes por ser indisciplinados, que se negaban a obedecer a su mando. "Les di guiso, guiso sin contemplaciones'', me dijo. En Santiago de Cuba, luego del triunfo de 1959, me dijo que de la justicia revolucionaria se encargaría él. La misma mañana del 12 de enero de 1959, cuando yo fui trasladado a Camagüey, fusiló a más de 100 personas en Santiago de Cuba.
Un hombre tenebrosoRamiro Valdés estuvo a cargo de mi custodia cuando me arrestaron y fui trasladado desde Camagüey a La Habana. Es un asesino de pura raza, muy dócil a los Castro. Tenía cierta rivalidad con Raúl desde los días de la Sierra Maestra, pero eso ya lo superaron hace rato. Es un hombre tenebroso, le place hacer daño. En la Sierra tenía el rol de detectar y matar a los que se infiltraban en las filas rebeldes.
Mi amigo el Che GuevaraConocí al Che en la Sierra , estuve al principio bajo sus órdenes y pronto hicimos una gran amistad. Era un aventurero que estaba aguardando por un espacio para cumplir alguna hazaña, y la revolución le venía al dedillo para sus propósitos. Eso me lo confesó él mismo cuando le pregunté por qué se había enrolado en la revolución. No era entonces un asesino nato, aunque luego en la Cabaña fusiló sin piedad a mucha gente. Fueron los Castro quienes lo convirtieron en un matarife, en una máquina de matar. Se acercó a mí porque yo tenía una preparación cultural y le gustaba debatir sobre literatura y escritores. Todas las mañanas hacíamos un tiempo para hablar de Dostoievski, de Víctor Hugo, de Balzac. Era un hombre culto. Un día le dije que me parecía que ideológicamente él estaba muy cerca del marxismo. "Yo tengo algo de marxista, pero nunca compatibilizaría con un sistema como el estalinismo soviético", me confesó. Creo que en ese momento hablaba con sinceridad.
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"La revolucion es un fraude"


Revolución cubana es el fraude más costoso que ha pagado pueblo alguno:
Matos

Diario El Informador.com.mx

Huber Matos, el único de los comandantes históricos de la revolución cubana exiliado.
ESPECIAL

* Vale la pena morir aferrado a los ideales y a las convicciones del hombre honesto, sentenció

Matos, el único de los comandantes históricos de la revolución cubana exiliado, afirmó que Fidel Castro traicionó los principios revolucionarios
MIAMI, ESTADOS UNIDOS.- Huber Matos, el único de los comandantes históricos de la revolución cubana exiliado, afirmó que Fidel Castro traicionó los principios revolucionarios hasta convertirlos en el fraude más costoso que ha pagado un pueblo en la historia de América.

En vísperas de cumplirse los 50 años de la revolución cubana, Matos, de 90 años, habló en su casa de Miami con Efe sobre "la brutal dictadura de Castro, su incapacidad de entender y aceptar el juego democrático y del Estado policial que ha creado en la isla un clima de miedo".

"Estamos en presencia de un desastre, de un retroceso de medio siglo, de calamidades y miserias materiales y morales. Probablemente unos 200 mil cubanos pasamos por las prisiones y Dios sabe cuántas vidas se perdieron en los paredones, en el mar y de diferentes formas", dijo Matos sobre los cincuenta años de revolución. Quien fuera maestro rural y, posteriormente, con el triunfo de la guerrilla, gobernador de la provincia de Camagüey, recordó la promesa fundamental que animaba los principios de la revolución: "restablecer el estado de derecho y el sistema de elecciones libres en Cuba".

Matos, que se unió a la guerrilla cuatro años después del golpe de Fulgencio Batista en 1952 y llegó a convertirse en uno de los comandantes más carismáticos, destacó la divisa que unía a los rebeldes en Sierra Maestra: "Libertad o muerte", una consigna que, "a los pocos meses", dijo, Castro traicionó.

Al cabo de estos cincuenta años de revolución, Matos subraya que Cuba ha dejado de ser una república para convertirse en un "feudo, una finca grande, una cárcel". Y al frente de "este fraude" revolucionario de 50 años de historia, de este "engaño al pueblo cubano", figura Fidel Castro, un "ególatra perverso", señaló, que "maneja cualquier escenario con una habilidad de artista".

"Fidel Castro traicionó los principios de la revolución cubana, pero lo hizo con una habilidad y astucia extraordinarias" para establecer una "nueva dictadura" y un partido único, dijo Matos, quien estuvo 20 años preso por sus divergencias ideológicas con el líder cubano. "Fidel nunca pensó en serio en el programa de la Revolución. Su programa era el de un ególatra perverso, frustrado", señaló.

Retrató a Castro como "un individuo demoníaco", aunque dotado de una inteligencia excepcional", capaz de acabar con el mejor compañero, como así hizo, aseguró, con el desaparecido comandante Camilo Cienfuegos. El 30 de octubre de 1959 el Gobierno cubano anunció que Camilo Cienfuegos había desaparecido cuando viajaba en su avión desde Camagüey a La Habana.

"Ellos (los hermanos Fidel y Raúl Castro) mataron a Camilo, y Camilo, el más carismático de los comandantes lo presintió en los últimos días de su vida", antes de su misteriosa desaparición, afirmó.
Matos evocó sus años de presidio y tortura y aseguró que, "en los momentos difíciles", su "fundamentación ética" y el convencimiento de que "tenía que vivir para defender su honor personal" fueron los principios donde se cimentó su resistencia.

Ante el tribunal que le juzgaba por traición y sedición, en un consejo de guerra, Matos expuso su trayectoria revolucionaria y rebatió las acusaciones y difamaciones lanzadas contra él por Castro, recordó. "Yo no soy un canalla, soy un hombre de ideales y no me iba a dejar comprar", afirmó Matos, para asegurar que estaba preparado para "encarar el paredón y dar un ejemplo de valentía", antes que traicionar sus principios de "lealtad a mi patria en todo momento".

"Vale la pena morir aferrado a los ideales y a las convicciones del hombre honesto", sentenció quien fue vicedecano nacional de los maestros cubanos. Tras sostener que el país ha vivido un proceso de paralización en el que lo único que funciona bien es el "aparato represivo y la propaganda", se mostró convencido de que el regimen castrista, librado a un "modelo agotado", "está llegando a su final". "En la propia estructura del poder" existe la "convicción de que hay que cambiar".

"El cambio viene inexorablemente", dijo. "Esperamos - prosiguió- que sea el propio pueblo de Cuba el que resuelva el drama. No creo que demore mucho para que haya un cambio en Cuba y quisiéramos que ese cambio no sólo fuera por reclamación de los presos, sino de las multitudes, hombres y mujeres trabajadores, y que también tuviese el aporte de las Fuerzas Armadas y del propio Ministerio del Interior".

Huber Matos confesó que vive con la ilusión de regresar a una Cuba libre, pero que no ambiciona cargo alguno político en un eventual Gobierno democrático.

Su aspiración, dijo, consiste en poder transmitir sus vivencias personales por radio y televisión a la población cubana y recorrer el país como un "predicador".
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Matos rememora entrada a La Habana


Por LUISA YANEZ
The Miami Herald

Con 90 años y sentimientos encontrados, Huber Matos se identifica a sí mismo en una famosa foto en blanco y negro tomada el 8 de enero de 1959, la mañana en que los triunfantes revolucionarios entraron como héroes en La Habana.

"Ese soy yo'', dice Matos, uno de los cinco comandantes de la revolución y el único que vive en el sur de la Florida. Las fotos muestran una versión barbuda del joven de ojos azules en un camión, junto a Fidel Castro y Camilo Cienfuegos.

Matos recuerda que ese día debía haber sido glorioso para Cuba. Ocho días antes, el dictador Fulgencio Batista había huido, dejando el camino abierto a los rebeldes, creía Matos, para que restauraran la democracia en la isla.

Añade que a pesar de la euforia del momento, ninguno de los fotografiados en el camión sonreía.

Matos dice que al entrar en La Habana aquel día de enero, la conocida paranoia de Fidel Castro estaba a su máximo nivel. "Estaba convencido de que lo mataría un francotirador desde algún techo cuando entrara a La Habana y que se convertiría en un mártir de la revolución. Vivía obsesionado con la idea y me decía: "Huber, hoy podría ser el último día de mi vida. Es mi destino''.

Castro quería que sus dos comandantes se sentaran a su lado a manera de escoltas. Así que a pesar de la alegría en las calles de La Habana, Matos y Cienfuegos iban armados con ametralladoras M3 al entrar a la capital.

"Fidel no paraba de decir: ‘Huber, vigila bien' '' dice Matos.

La camaradería entre los tres compañeros de armas no duró mucho.

Cienfuegos murió en octubre al estrellarse la avioneta en que viajaba en circunstancias misteriosas, sólo una semana después de cumplir las órdenes de Castro de arrestar a Matos por traición. Posteriormente, Matos cumplió 20 años de prisión por rechazar la misma revolución que había ayudado a gestar, al ver que se convirtió en movimiento represivo y comunista.

Lo que llevó a Matos, que era maestro, a convertirse en revolucionario comenzó el 10 de marzo de 1952, el día que Batista depuso en un golpe de Estado al presidente electo, Carlos Prío Socarrás.

"Recuerdo que yo estaba dando una clase y llegó la noticia de que hubo un golpe de Estado, que Batista había usurpado el poder. Para mí eso fue una bofetada colectiva para el pueblo cubano. ¡Cómo se atrevió!

"Yo era maestro, pero les dije a mis alumnos: ‘Tenemos que salir a protestar. Esto no se puede permitir. ¡Cuba es una democracia!' ''

Matos, que entonces tenía treinta y tantos años, abandonó el magisterio y se alzó en armas contra Batista, escondiéndose con otros rebeldes en las montañas. Prontamente adquirió la reputación de ser astuto y temerario en el campo de batalla.

Matos y Castro se conocieron a través de una amiga común, Celia Sánchez, una influyente revolucionara que se rumoró era amante de Castro y su principal defensora.

Matos captó la atención de Castro al conseguir un cargamento de armas en Costa Rica en un momento que las fuerzas rebeldes estaban desesperadas. Sánchez persuadió a Matos para que compartiera las armas.

"Fidel es a quien debemos de seguir'' le aseguró Sánchez a Matos. Después de un cauteloso encuentro entre ambos, Matos se sumó al Movimiento 26 de Julio y se convirtió en comandante de confianza, con la responsabilidad de dirigir la lucha contra las fuerzas de Batista en Santiago, en el oriente de la isla.

"Fuimos cinco los que dirigimos la revolución', dijo Matos. Los otros cuatro eran los hermanos Castro, Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos.

Cuando Batista huyó de Cuba la víspera de Año Nuevo, la isla esperaba que Castro y los demás líderes rebeldes llegaran pronto a La Habana.

Hubo grandes celebraciones en todo el país. Matos fue honrado en Santiago, donde sus hombres habían mostrado un gran valor. Le entregaron una gorra verde olivo con una estrella dorada. "Me emocionó mucho el regalo. Significaba mucho para mí''.

El 6 de enero Matos recibió un mensaje de Castro, que todavía no había llegado a La Habana pero ya estaba haciendo planes para el futuro. El mensaje era que Castro quería que Matos se estableciera en Camagüey y lo convirtiera en ‘‘un segundo bastión revolucionario''. Pero primero quería que Matos volara a Varadero y se reuniera con él el 7 de enero.

"Quiero entrar a La Habana el 8 de enero contigo y con Camilo a mi lado'', dijo Castro en su carta. Aunque Guevara era popular entre los cubanos, Castro siempre le dijo a Matos que Guevara sólo podía llegar hasta un punto: "No es cubano'', afirmaba.

Guevara, que tenía un brazo lesionado, no formó parte de la caravana. Tampoco Raúl Castro, que se quedó en Oriente.

Matos dice que sus relaciones Guevara eran cordiales, pero que con Raúl Castro eran otra cosa. "Era mezquino, celoso de los éxitos ajenos, mentiroso y tramposo. "Una persona desagradable a primera vista''.

Matos dice que cuando llegó a una base naval el 7 de enero con sus capitanes para trasladarse en avión Varadero, se le dijo que el único jet que había estaba en una misión secreta. Así que no pudo reunirse con Fidel Castro. ‘‘Enseguida sospeché de Raúl'', dijo Matos.

Sin alterarse, encontró otro avión y le pidió a un piloto que lo llevara a Varadero. "Llegué, pero tuve que dejar a mis capitanes detrás. Ese día me percaté de quién era Raúl''.

Matos se pasó la noche del 7 de enero en casa de un amigo y después se encontró con Castro por mañana para la entrada triunfal en La Habana, donde las calles estaban repletas de gente. "La procesión iba a ser larga. Ibamos a cruzar La Habana y eso iba a tardar horas.

Recuerda que al principio los felicitó Carlos Prío Socarrás, el presidente depuesto por Batista siete años antes.

"Nos felicitó por nuestra labor'', dijo Matos. "Todo el mundo estaba eufórico aquel día. Había un nivel máximo de patriotismo y algunos pensábamos que el futuro de nuestro país estaba en nuestras manos. No recuerdo un momento en que los cubanos hayan estado tan unidos. Nadie veía lo que estaba por venir. No sabíamos que se iba a traicionar a la revolución.

Lo que más recuerda Matos es agotamiento, molestia y una terrible jaqueca durante el resto de la procesión, a causa de las constantes advertencias de que alguien podría dispararle.

Añadiéndose a su irritación, Matos perdió su bien ganada gorra cuando una multitud intentó tocar a los rebeldes mientras pasaban.

"Todo el mundo se lanzó a la gorra. Era un recuerdo de uno de los rebeldes'', dijo Matos, a quien todavía le molesta haberla perdido. "‘La celebración en Santiago había significado más para mí que la entrada a La Habana".

Al final de la procesión, a Matos todavía le dolía muchísimo la cabeza. Castro iba a dar un discurso y le pidió a Matos que lo acompañara en el estrado.

"Me negué'', dice Matos. "Me senté en un automóvil estacionado allí y escuché todas sus promesas, que resultaron ser mentiras. Castro era un gran actor, un farsante. Nos embaucó a todos''.

lyanez@MiamiHerald.com
El Nuevo Herald
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"Fidel tiene la astucia del delincuente"



ENTREVISTA: 62ª FERIA DEL LIBRO DE MADRID HUBER MATOS
Escritor, comandante revolucionario, militante anticastrista
"Fidel tiene la astucia del delincuente"

MIGUEL MORA - Madrid -

Sigue adelante la feria y no paran de llegar escritores y lectores. Ayer fue el turno de Huber Matos, viejo compañero de armas y revolución de Fidel Castro, de quien Tusquets presenta Cómo llegó la noche, unas memorias que ilustran sin ahorrar ni un detalle la salvaje brutalidad que sostiene el sistema y las cárceles cubanas. Matos sobrevivió 20 años en una de ellas, y ahora da cuenta del horror en un libro, premio Comillas, que recuerda mucho a los testimonios de los supervivientes de los campos de concentración nazis y estalinistas. Además, nace Ediciones del Viento, una apuesta por raras joyas de autores clásicos, y los pequeños editores convocan para hoy la Fiesta de la Bibliodiversidad.

A sus 84 años, el comandante Huber Matos sigue en la brecha política y en el idealismo militante. Exactamente el mismo, afirma él, que le llevó a sublevarse contra el régimen de Fulgencio Batista "el mismo día de su golpe de Estado" y a abandonar el barco de la revolución cubana sólo nueve meses después de tomar Santiago y de su triunfal entrada en La Habana como barbudo, en el mismo jeep que Fidel Castro y Camilo Cienfuegos.


"Raúl Castro es taimado, celoso, intrigador. Una monedita falsa"

"La revolución no se hizo para asfixiar al pueblo con una camisa de fuerza"


Castro consideró traición la disensión de este demócrata que era maestro rural y lo encarceló durante 20 años. Matos resistió un brutal cautiverio, torturas, vejaciones y una huelga de hambre, pero vivió para contarlo. Y en 1999, 20 años después de exiliarse en Costa Rica y luego en Miami, puso en orden su fabulosa memoria y escribió 576 páginas escalofriantes, llenas de horror, datos y denuncia, tituladas Cómo llegó la noche, que impresionaron en 2001 a un jurado presidido por Jorge Semprún y obtuvieron el Premio Comillas de Memorias, que convoca Tusquets.

Ahora, Matos ha venido a España para presentar su testimonio de la "barbarie estalinista" de Castro: leyéndolo, parece dudoso que la historia absuelva a Fidel. Mientras este otro "viejo comandante" espera que el féretro de su enemigo pase ante su puerta, no se está quieto: desde hace años dirige el CID (Cuba Independiente y Democrática), un esbozo de partido político (alejado, dice, de Mas Canosa), y hoy pide que "el PP y el PSOE lideren un movimiento de países solidarios con el pueblo de Cuba para exigir independencia y soberanía, democracia pluripartidista, economía de libre mercado, derechos humanos y justicia social".

Pregunta. ¿Por qué tardó tanto tiempo en publicar este libro?

Respuesta. Esperé a que el prestigio de Castro bajara de su clímax. Si hubiera querido publicarlo hace cinco o diez años, nadie habría querido. Primero lo grabé todo, luego lo escribí, y esperé a que dejara de ser un dios. La fuerza de mi testimonio es que tuve el privilegio de conocer muy bien al grupo dirigente y que salí vivo de unos horrores terribles. Nunca imaginé que la gestapo de Castro tuviera la cobardía de torturarme como lo hizo, de ultrajarme, de dejarme desnudo, de alimentarme con una sonda y un líquido ardiendo cuando hice la huelga de hambre. Aguanté sólo para dar mi testimonio, y aunque me amenazaron, ahí está la verdad. El libro ha entrado en Cuba y ha creado tremendo impacto. Raúl Rivero se atrevió a escribir un artículo magnífico sobre él, Desde la misma noche, y eso, entre otras cosas, le ha costado la cárcel.

P. Usted fue encarcelado por traidor a la revolución; su libro dice que el traidor fue Fidel.

R. Sí, trata de explicar la verdad histórica al pueblo cubano: que yo nunca fui desleal a mis ideales, que el gran traidor a la revolución fue Fidel, y que la trágica experiencia que ha vivido Cuba estos 44 años se debe a que el curso de las cosas fue torcido por el golpe comunista de Castro. La revolución no se hizo para volver a la dictadura, ni para asfixiar al pueblo con una camisa de fuerza, ni para degradarlo a la semiesclavitud, ni para deformar su cultura y obligarlo a mentir por necesidad y miedo. La revolución se hizo para restablecer el sistema democrático que Batista truncó. Pero hoy el pueblo cubano aprende desde pequeño a odiar a Martí, a adular al dictador y a callar para prosperar.

P. Según dice, Fidel convirtió la revolución en una prostituta.

R. Cuando llegó al poder, el país era una república joven, pero en modo alguno negativa, al menos no tanto como ahora. Antes de Batista teníamos una Constitución, una independencia incipiente pero ilusionante, y un país comprometido con la democracia y el trabajo. Hoy es uno de los países más pobres de América. La gente se tira al mar desesperada, hay odios tremendos y mucha angustia. Ese tirarse al mar es el gran síntoma del fracaso del sistema: hambre, acoso, persecución, hoteles sólo para extranjeros... Las promesas de dignidad, libertad e igualdad han devenido en empobrecimiento, humillación y discriminación.

P. Pero Castro sigue gritando "libertad o muerte".

R. ¡Y fue él quien dio muerte a la libertad! Esos detalles dan forma a su traición, ilustran bien cómo se apartó de sus compromisos. A la vuelta del primer viaje a Estados Unidos, el 8 de mayo de 1959, dijo esto: "No estamos ni a la izquierda ni a la derecha, sino un paso adelante de la izquierda, de la derecha y de todos los totalitarismos que cercenan las libertades, que son tan caras a los pueblos". En el 57, en el Manifiesto de Sierra Maestra, se comprometió a recuperar el sistema democrático con datos y plazos precisos. También apeló a una justicia severa para evitar los crímenes políticos, dijo que los comandantes debían ser la reserva moral de la revolución y no ocupar puestos públicos, insistió en el contenido moral de la revuelta... Poco después traicionó todo lo prometido, quitó al primer ministro, después al presidente, instauró un régimen totalitario, y 44 años después, ahí sigue, fusilando a tres infelices que querían huir.

P. ¿Y qué significado cree que tiene esta reciente ola de represión? ¿Un coletazo?

R. No creo que se demore mucho ya, pero significa que Castro está dispuesto a enfrentarse a la humanidad entera. Sabe muy bien lo que hace. No fusila a tres y encarcela a una docena para defender a 11 millones de cubanos, como ha dicho, sino para decirle al mundo: "En mi país hago lo que me da la gana".

P. ¿Una provocación a Estados Unidos? Cincuenta años después, ¿un suicidio para que la historia le absuelva?

R. No quiere ser derrotado, quiere pasar a la historia como el tipo que se fajó con el imperialismo y dejó un país ocupado. Fidel tiene la astucia del delincuente: amenazar con romper las pocas relaciones que quedan y provocar una intervención armada de Estados Unidos para esconder el desastre antes de que le asesinen sus oficiales como le pasó a Trujillo.

P. Usted sostiene, sin pruebas, que Camilo Cienfuegos fue asesinado y que el Che fue enviado a morir por Fidel y Raúl Castro, al que dibuja como un Goebbels.

R. Fidel tiene un cartabón para usar a la gente y luego tirarla, sacudírsela de encima, asesinarla, embarcarla en aventuras o echarlos por la borda. Lo hizo con Aldana, con Ochoa, con Abrantes, que era tan leal que probaba la comida antes que él; lo hizo con Robayna y lo seguirá haciendo. No dudo que los Castro asesinaron a Camilo. Raúl es celoso y mezquino, falso y taimado, rencoroso, acomplejado, intrigador. Una monedita falsa. El mismo 1 de enero de 1959 mandó que me robaran el diario de la columna para ocultar mis méritos militares, de los cuales, por cierto, no presumo porque siempre detesté los cuarteles. Camilo discutió con Fidel por primera vez el día de mi arresto, y estoy seguro de que fue el momento en que Raúl le dijo que Camilo era muy popular y había que acabar con él. Hay indicios suficientes de que lo hicieron. El capitán que pilotaba el avión, Fariña, estuvo a mis órdenes y era un tipo muy formal: comunicaba al Estado Mayor cualquier pequeña cosa, incluso un cambio de altitud. El avión desapareció supuestamente en el mar, pero era un vuelo interno, que se hacía por tierra. Y no hay constancia de que Fariña comunicara nada por radio. En cuanto a lo del Che, es claro: lo quitaron de enmedio. Lo mandaron a Bolivia, buscaron la manera de que no volviera, cogieron su diario y lo expurgaron. Algún día, espero, se sabrá toda la verdad.
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Carta de Húber Matos a los militares cubanos

"Compatriotas:
Estamos en el peor momento de nuestra historia, compitiendo en angustias con Haití, el más pobre e infortunado país del continente americano. Dos huracanes recientes han puesto en transparencia el drama acumulado durante medio siglo, resultante de un fraude enmascarado detrás de la demagógica campaña contra el "imperialismo yanqui".
Es obvio que no podemos superar las calamidades que enfrentamos hoy si ignoramos que Cuba lleva largo tiempo golpeada por políticas absurdas que han arruinado nuestra economía, dañado seriamente la infraestructura, dividido las familias y atentado persistentemente contra los valores y las costumbres que honran nuestras raíces.
Éramos una república que la Revolución debía consolidar y perfeccionar, incentivando el potencial de nuestro pueblo y el lógico aprovechamiento de nuestros recursos naturales, una vez restablecidas las libertades públicas y el sistema democrático pluripartidista, cumpliendo así el compromiso que nos llevó a la toma del poder en enero de 1959.
Lamentablemente se dio la espalda a ese compromiso con nuestros héroes y mártires, con nuestro pueblo, con nuestra América y con el mundo. La agenda de la egolatría, de la aventura guerrerista y de la traición se impuso, camuflada hábilmente por la demagogia y la mentira, empujando taimadamente a nuestro país al estalinismo y hacia toda clase de aberraciones. Incluida nuestra degradación a satélite de la URSS, a la complicidad con el narcotráfico y el terrorismo a nivel mundial.
El paredón, la prisión política despiadada, la tortura y el chantaje represivo han sido instrumentos muy útiles en esta prolongada agonía impuesta a nuestro pueblo. Cuba es hoy, y desde hace muchos años, un feudo empobrecido, atormentado ahora más que nunca, y explotado por una cúpula dinástica y corrupta encabezada por Fidel y Raúl Castro Ruz, quienes tienen de todo, hasta miles de millones de dólares depositados en el extranjero. Y como saben que el pueblo los detesta y temen el mismo final que el dictador rumano Nicolae Ceaucescu, están preparados con aviones y barcos para escapar llegado el momento.
¿Y qué piensan nuestros militares en estas largas y tristes horas, de un pueblo que no tiene cómo resolver los problemas de la existencia porque bajo el sistema impuesto por los Castro, todo depende del control del Estado y del Partido, es decir, de los instrumentos coercitivos manejados por ellos para prolongar la esclavitud de la población? ¿Qué compromiso de acatamiento puede haber con una élite mafiosa que nos impone un modelo de sociedad fracasado y absurdo, ya condenado al basurero en la marcha de la historia?
Y no nos engañemos pensando que un éxodo masivo de miles y miles de balseros es la solución. No, ni Estados Unidos ni los demás paises vecinos van a permitirlo.
En el Siglo de la Informática, el futuro de la Nueva República está en una democracia que garantice el desarrollo del potencial de nuestro pueblo, una relación dinámica con el mundo globalizado, la integración cultural y política con las repúblicas latinoamericanas y el intercambio comercial con Estados Unidos.
Cubanos de la Fuerzas Armadas y del Ministerio del Interior: hay sólo una vía razonable y digna para responder al dramático reto que tiene ante sí nuestra comunidad nacional: la alianza con el pueblo, forjada en el abrazo fraterno de la multitud traicionada, con los soldados de Nuestra Patria. evitando a tiempo las consecuencias aún más trágicas de epidemias, hambruna y el caos generalizado que seguirán a los males presentes.
Una Junta de Gobierno, integrada por representantes de los Cuerpos Armados y de la Sociedad Civil en suelo cubano, con el respaldo del Exilio, se haría cargo de poner en marcha la transición y las medidas de urgencia para enfrentar la gravísima situación que golpea actualmente a la familia cubana. Aprovechando, para resolver la crisis, la oferta de ayuda masiva del gobierno de Estados Unidos y los recursos económicos y experiencia del Exilio, sumados al talento, iniciativa y laboriosidad de nuestro pueblo.
En cualquier caso, la libertad de todos los presos políticos cubanos debe ser una prioridad en la implementación del cambio y la edificación de la Nueva República. El Exilio responderá solidariamente, tanto para enfrentar las urgencias como para contribuír al resurgimiento integral de la nación cubana.
Con toda seguridad la historia se encargará de reconocer los méritos de aquellos que se identifiquen con las necesidades del pueblo y el bien de Nuestra Patria."

Comandante Huber Matos
Miami, Septiembre 17 de 2008

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La revolución cubana: el fraude más costoso que ha pagado un pueblo

La revolución cubana es el fraude más costoso que ha pagado pueblo alguno

Entrevista a Húber Matos



"Vale la pena morir aferrado a los ideales y a las convicciones del hombre honesto, sentenció"

Matos, el único de los comandantes históricos de la revolución cubana exiliado, afirmó que Fidel Castro traicionó los principios revolucionarios

MIAMI, ESTADOS UNIDOS.- Huber Matos, el único de los comandantes históricos de la revolución cubana exiliado, afirmó que Fidel Castro traicionó los principios revolucionarios hasta convertirlos en el fraude más costoso que ha pagado un pueblo en la historia de América.

En vísperas de cumplirse los 50 años de la revolución cubana, Matos, de 90 años, habló en su casa de Miami con Efe sobre "la brutal dictadura de Castro, su incapacidad de entender y aceptar el juego democrático y del Estado policial que ha creado en la isla un clima de miedo".

"Estamos en presencia de un desastre, de un retroceso de medio siglo, de calamidades y miserias materiales y morales. Probablemente unos 200 mil cubanos pasamos por las prisiones y Dios sabe cuántas vidas se perdieron en los paredones, en el mar y de diferentes formas", dijo Matos sobre los cincuenta años de revolución. Quien fuera maestro rural y, posteriormente, con el triunfo de la guerrilla, gobernador de la provincia de Camagüey, recordó la promesa fundamental que animaba los principios de la revolución: "restablecer el estado de derecho y el sistema de elecciones libres en Cuba".

Matos, que se unió a la guerrilla cuatro años después del golpe de Fulgencio Batista en 1952 y llegó a convertirse en uno de los comandantes más carismáticos, destacó la divisa que unía a los rebeldes en Sierra Maestra: "Libertad o muerte", una consigna que, "a los pocos meses", dijo, Castro traicionó.

Al cabo de estos cincuenta años de revolución, Matos subraya que Cuba ha dejado de ser una república para convertirse en un "feudo, una finca grande, una cárcel". Y al frente de "este fraude" revolucionario de 50 años de historia, de este "engaño al pueblo cubano", figura Fidel Castro, un "ególatra perverso", señaló, que "maneja cualquier escenario con una habilidad de artista".

"Fidel Castro traicionó los principios de la revolución cubana, pero lo hizo con una habilidad y astucia extraordinarias" para establecer una "nueva dictadura" y un partido único, dijo Matos, quien estuvo 20 años preso por sus divergencias ideológicas con el líder cubano. "Fidel nunca pensó en serio en el programa de la Revolución. Su programa era el de un ególatra perverso, frustrado", señaló.

Retrató a Castro como "un individuo demoníaco", aunque dotado de una inteligencia excepcional", capaz de acabar con el mejor compañero, como así hizo, aseguró, con el desaparecido comandante Camilo Cienfuegos. El 30 de octubre de 1959 el Gobierno cubano anunció que Camilo Cienfuegos había desaparecido cuando viajaba en su avión desde Camagüey a La Habana.

"Ellos (los hermanos Fidel y Raúl Castro) mataron a Camilo, y Camilo, el más carismático de los comandantes lo presintió en los últimos días de su vida", antes de su misteriosa desaparición, afirmó.

Matos evocó sus años de presidio y tortura y aseguró que, "en los momentos difíciles", su "fundamentación ética" y el convencimiento de que "tenía que vivir para defender su honor personal" fueron los principios donde se cimentó su resistencia.

Ante el tribunal que le juzgaba por traición y sedición, en un consejo de guerra, Matos expuso su trayectoria revolucionaria y rebatió las acusaciones y difamaciones lanzadas contra él por Castro, recordó. "Yo no soy un canalla, soy un hombre de ideales y no me iba a dejar comprar", afirmó Matos, para asegurar que estaba preparado para "encarar el paredón y dar un ejemplo de valentía", antes que traicionar sus principios de "lealtad a mi patria en todo momento".

"Vale la pena morir aferrado a los ideales y a las convicciones del hombre honesto", sentenció quien fue vicedecano nacional de los maestros cubanos. Tras sostener que el país ha vivido un proceso de paralización en el que lo único que funciona bien es el "aparato represivo y la propaganda", se mostró convencido de que el regimen castrista, librado a un "modelo agotado", "está llegando a su final". "En la propia estructura del poder" existe la "convicción de que hay que cambiar".

"El cambio viene inexorablemente", dijo. "Esperamos - prosiguió- que sea el propio pueblo de Cuba el que resuelva el drama. No creo que demore mucho para que haya un cambio en Cuba y quisiéramos que ese cambio no sólo fuera por reclamación de los presos, sino de las multitudes, hombres y mujeres trabajadores, y que también tuviese el aporte de las Fuerzas Armadas y del propio Ministerio del Interior".

Huber Matos confesó que vive con la ilusión de regresar a una Cuba libre, pero que no ambiciona cargo alguno político en un eventual Gobierno democrático.

Su aspiración, dijo, consiste en poder transmitir sus vivencias personales por radio y televisión a la población cubana y recorrer el país como un "predicador".

Fuente:  Liberpress
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